Historia del IUTIRLA

Indudablemente que el resultado del desarrollo de una buena idea, llevándola a la práctica con gente competente e idónea, es el éxito. Así se percibe la imperiosa necesidad en nuestro medio -cuando la II Guerra Mundial estaba en lamentable apogeo y la industria petrolera venezolana comenzaba a despuntar- de formar personal técnico de dirección, control y supervisión de las industrias, para estimular la investigación científica en el campo de la tecnología. Fundar una Escuela de Química era algo esencial que el país requería y que no podía ser postergado.

El 26 de octubre de 1943 el presidente Isaías Medina Angarita, inaugura oficialmente la Escuela de Química Industrial de Caracas. El entonces Arzobispo de Caracas, Monseñor Felipe Rincón González bendijo la nueva sede.

Al frente de esta poderosa y exigente empresa se colocó al Dr. Rodolfo Loero Arismendi, connotado educador y científico, con la decidida y valiosa colaboración de la Cámara de Industriales de Caracas. Por lo tanto, su estructuración y plan de estudios se basó en las normas que regían en tres de las más destacadas instituciones de los EE UU en Ingeniería Química: la Universidad de Columbia, el Pratt Institute de Brooklyn y el Instituto Tecnológico de Massachussets. La tarea y finalidad no era enseñar por enseñar.

Era una escuela sui generis, única en su tipo en ese momento, ya que para ingresar se requería ser bachiller en ciencias; los estudios se hacían en cuatro años, egresando con el título de Químico Industrial, es decir, el egresado no era ni licenciado, ni técnico, pero su nivel académico era reconocido por instituciones de educación superior para hacer postgrados, como en efecto hicieron muchos profesionales formados en ella.

También, el plan de becas Gran Mariscal de Ayacucho, establecía como prioridad los estudios de Química Industrial en el país para continuar la especialización en el exterior. Además, es importante señalar que durante los primeros quince años de gestión educativa, esta escuela fue completamente gratuita, auspiciada y financiada por los Ministerios de Educación y Fomento, las empresas petroleras Shell de Venezuela, Creole Petroleum Co. y BP Mobil.

El 12 de diciembre de 1978, mediante Decreto Presidencial No. 2971, fue creado el Instituto Universitario de Tecnología Industrial “Rodolfo Loero Arismendi”, IUTIRLA; sustituyendo a la antigua Escuela de Química Industrial,que en sus comienzos funcionó en la esquina de Mijares y luego, por varios años, en la Av. Bogotá de Los Caobos. La ampliación de planes de estudio y la creación de nuevas carreras, exigió instalaciones más modernas y adecuadas, acordes con los avances de la enseñanza. Con el correr de los años, el instituto estableció, además de su sede principal en la Av. Caurimare, Colinas de Bello Monte, cuatro sedes en Caracas y Extensiones en las principales ciudades del país.

Hoy, a través del tiempo, el IUTIRLA continúa en el primer lugar como institución educativa, ofreciendo carreras técnicas que responden a las exigencias inmediatas del mercado laboral, formando los recursos humanos que se requieren en las áreas prioritarias para el avance y desarrollo del país.


Nuestros Símbolos



Misión

El Instituto Universitario de Tecnología Industrial Rodolfo Loero Arismendi (IUTIRLA) persigue activamente la excelencia académica para la formación de Técnicos Superiores Universitarios que satisfagan los requerimientos del mercado laboral. Sustentándose en la calidad de sus recursos humanos, en la estrategia de bajos costos de matrícula, así como la mayor calidad de sus servicios.

Además de ofrecer soluciones a las expectativas de los estudiantes, profesores, representantes, empleados y comunidad. Ello mediante la actividad académica, de Vinculación Social, de investigación, administrativa, y de desarrollo y bienestar estudiantil.


Visión

Superar con excelencia académica y vocación de servicio, las expectativas de nuestros estudiantes, representantes, empleados y comunidad en las próximas décadas.


Valores

El IUTIRLA valora como factor estratégico para el logro de sus objetivos institucionales los siguientes principios de comportamiento:

  • La Lealtad, que refiere a los intereses y principios que rigen la Institución, haciéndolos prevalecer al promover su comprensión y cumplimiento.

  • El Respeto, que es la base fundamental en las relaciones interpersonales, propiciando conductas de mutua consideración de los deberes y derechos de cada uno de las interacciones diarias.

  • La Tenacidad, que refiere al alcance de las metas institucionales, con el fiel cumplimiento de los compromisos individuales y de equipo, actuando por convicción, con dedicación y persistencias.

  • La Responsabilidad, presente en la tarea diaria de administrar con eficacia y eficiencia los recursos de la Institución.

  • La Honestidad, la cual está presente en las relaciones interpersonales fomentada mediante el estímulo de la comunicación abierta y franca y el comportamiento altamente ético y los más exigentes criterios de honradez personal y profesional.

  • El Trabajo en Equipo, cuyo resultado busca el perfeccionamiento en todas las áreas que conforman el Instituto.

  • La Creatividad, como la energía fundamental que moviliza la imaginación e inventiva hacia el mejoramiento continúo de la calidad en los servicios que se prestan.

  •  La Coherencia, la cual provee de una relación lógica entre lo que se dice y lo que se hace.

  • La Austeridad, como la actitud y el desempeño profesional orientado al uso racional sensato y previsivo de los recursos.

  • La Mística, para saber que la educación es una tarea que debe abarcar a todo el hombre que hasta alcanzar su desarrollo armónico integral.